El Reino Unido instala la mayor turbina de energía generada a partir de las mareas

Turbina marina SeaGen en proceso de construcciónEl Reino Unido instala la mayor turbina de energía generada a partir de las mareas. Energía marina

Inglaterra, Londres – A finales de marzo, en Londres, los grupos ecologistas asistían con preocupación al acuerdo en materia de energía al que habían llegado Nicolas Sarkozy y el primer ministro británico, Gordon Brown: ambos países, según acordaron los mandatarios, colaborarán estrechamente en el lanzamiento de una nueva generación de centrales nucleares.

Pocos días después de que Sarkozy y Brown culminasen su ‘entente nuclear’, sin embargo, un carguero, el Rambiz, zarpaba de los astilleros de Belfast (Irlanda del Norte) con una carga esperanzadora para quienes desean que la respuesta al cambio climático no sea la energía nuclear: el SeaGen, una inmensa turbina destinada a aprovechar la fuerza de las mareas para producir energía limpia.

Ese mismo día, el 30 de marzo, el Rambiz llegaba a su destino: las aguas cerca de la costa de Strangford Lough, un ‘lago’ –entiéndase fiordo- que se extiende en la orilla más oriental de Irlanda del Norte. Desde entonces, los ingenieros han trabajado a fondo para ‘anclar’ el SeaGen, la primera turbina comercial de este tipo, al lecho marino, perforándolo unos nueve metros para enterrar sus cuatro ‘patas’. Salvo sorpresas de última hora, esta fase final de la instalación culminará hoy.

Aún quedan otras 12 semanas de pruebas, pero hacia julio, si todo marcha como está previsto, sus dos rotores (16 metros de diámetro) trabajarán a pleno rendimiento, unas 20 horas al día. Proporcionarán entonces 1,2 MW, energía suficiente para alimentar a más de 1.000 hogares. Según cálculos de la compañía que está detrás de SeaGen, Marine Current Turbines, este tipo de ingenios pueden proporcionar en una década el 10% de la energía de todo el país.

Con un peso de 1.000 toneladas, y una anchura de 43 metros de punta a punta, la turbina funciona como un gigantesco molino de viento sumergido. Con una ventaja importante, según ha destacado Martin Wright, director general de la firma: las mareas son, a diferencia del viento, predecibles, lo que permite calcular y sacar el máximo rendimiento de la energía que generan.

En este sentido, el emplazamiento de SeaGen es uno de los mejores de Europa: las mareas en esta zona cercana a Belfast, que se abren paso entre la deshilachada costa norirlandesa, son poderosas (desplazan hasta 350 millones de m3 cada una) y veloces (unos 4 metros por segundo). De hecho, en un monasterio situado en una de las muchas islas que jalonan Strangford Lough, la de Mahee, reposan los restos de un molino de agua –uno de los más antiguos de los que se tiene noticia- con el que los lugareños aprovechaban, ya en el siglo VIII, la potencia de este recurso natural.

Impacto ambiental

Como se ve, la idea de sacar partido de la marea no es, ni mucho menos, nueva. En los últimos años, sin embargo, al hilo de la creciente preocupación por el cambio climático, los expertos están volviendo su mirada hacia los océanos. Ahí está el proyecto del Severn Barrage, también en el Reino Unido, que estudia crear una gigantesca presa en el Bristol Channel, entre Gales e Inglaterra, o la construcción, ya en marcha, de una ‘central flotante’ que aprovechará la energía de las olas en Portugal (proyecto Pelamis).

La cuestión que aún queda por resolver sobre algunos de ellos es si son tan verdes como aparentan. En el caso del SeaGen, su problema puede ser el mismo, bajo el agua, que tienen sobre ella los molinos de viento: mientras éstos suponen un peligro para las aves, que pueden chocar contra sus aspas, el SeaGen todavía tiene que demostrar que es compatible con la riquísima vida marítima que habita las aguas de Strangford Lough.

Para ello, la propia compañía ha invertido dos millones de libras en la vigilancia del impacto ambiental de la turbina, lo que incluye la presencia permanente de un observador de mamíferos marinos (en la zona abundan las focas) durante la fase de puesta en marcha de SeaGen, así como la instalación de un sistema de sónar que controlará la St. Andrew’s University.

Aunque el movimiento de sus aspas no es excesivamente rápido (14 revoluciones por minuto), el a veces polémico precedente de la energía eólica invita a ser precavido: «Estoy convencido de que esta tecnología va a funcionar, pero lo que aún no sabemos es qué impacto tendrá en el medio ambiente», ha recalcado David Irwin, uno de los conservacionistas locales, encargado de uno de los equipos encargados de la supervisión del proyecto.

Si el SeaGen da buenos resultados, Marine Current Turbines piensa instalar una ‘granja’ de turbinas en la costa de Anglesey (Gales), con una capacidad de 10,5 MW, que esperan comience a funcionar hacia 2011, y otras empresas han anunciado planes similares. Serán las primeras de toda una flota llamada, quizá -si la política lo permite y la tecnología lo hace posible-, a constituir una alternativa a lo nuclear.

Temas relacionados: energías alternativas, energías limpias, energía marina, energía de las olas

Fuente: El Mundo (www.elmundo.es)

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