Los humanos emiten más metano de lo que se pensaba

Investigadores dicen que las compañías de petróleo y gas subestiman las fugas de metano

Los humanos emiten más metano de lo que se pensaba
Los humanos emiten más metano de lo que se pensaba

Los humanos son responsables de hasta un 40% más de emisiones de metano de lo estimado previamente. Lo expresa un nuevo estudio publicado en la revista Nature. El metano es un poderoso gas de efecto invernadero que puede producirse biológicamente, filtrarse del suelo de forma natural o burbujear en volcanes de lodo. También es un potente subproducto de la producción de combustibles fósiles.

Combinadas, las emisiones de metano liberadas por el hombre y por la naturaleza son responsables de aproximadamente una cuarta parte del calentamiento global que estamos experimentando.

Pero el metano liberado por los humanos constituye una porción mucho mayor de esas emisiones de lo que la gente pensaba originalmente. Así, sugieren los hallazgos del estudio. Descubrieron que las emisiones de metano causadas por el hombre podrían ser entre un 25 y un 40% más altas que las estimaciones anteriores. Los investigadores encontraron que las mediciones previas de cuánto metano está calentando naturalmente el planeta eran un orden de magnitud demasiado grande.

Todo esto tiene una ventaja: los hallazgos también implican que existe una oportunidad aún mayor para controlar la cantidad de metano que liberamos. El metano es más potente que el dióxido de carbono, por lo que reducirlo de nuestras emisiones globales de gases de efecto invernadero puede tener un efecto descomunal. La mayor parte del metano causado por el hombre se filtra inadvertidamente mientras produce y transporta gas y petróleo. Por lo que mejorar esos sistemas “podría darnos un gran golpe con bajo costo”. Dice Andrew Rice, profesor asociado de la Universidad Estatal de Portland que no participó en el estudiar.

“Nos corresponde a nosotros reconocer que podemos, como mínimo, tratar de lograr que la industria [del petróleo y el gas] cuantifique esto en un mejor sentido, porque lo que indico es que están muy poco informados”.

Afirma el autor principal Benjamin Hmiel

Para realizar este estudio, Hmiel y sus colegas estudiaron las mediciones del núcleo de hielo de Groenlandia entre 1750 y 2013, además de los datos anteriores de la Antártida. Utilizaron el isótopo carbono-14 como una especie de huella digital química para determinar si el metano presente en el núcleo de hielo provenía de fuentes biológicas como vacas y bacterias o surgió de depósitos subterráneos. (Si tiene carbono 14, proviene de seres vivos).

Hasta aproximadamente 1870, las fuentes biológicas dominaron los núcleos de hielo. Pero alrededor de ese tiempo, la producción de combustibles fósiles comenzó a repuntar.

Y, los investigadores vieron un gran salto en el metano que no tenía carbono 14. Eso les permitió estimar lo que se filtraba naturalmente del suelo en tiempos preindustriales y compararlo con lo que la gente está viendo actualmente en la atmósfera. La diferencia se debe a la actividad humana.

Los esfuerzos previos para cuantificar las emisiones metano antropogénico midieron directamente en cada fuente potencial, desde filtraciones hasta pozos petroleros. La dificultad para hacerlo es una de las razones por las cuales los hallazgos del estudio “en realidad no son tan sorprendentes”. Según Eric Kort, profesor asociado de la Universidad de Michigan que no participó en el estudio. Las emisiones de metano de las actividades de petróleo, gas y carbón tienden a subestimarse sistemáticamente, dice. En parte porque a menudo usan promedios para las emisiones y no tienen en cuenta fallas de materiales u otros errores que conducen a fugas no intencionales.

El enfoque de Hmiel para medir las emisiones de metano es “un esfuerzo realmente hercúleo que se necesita, no es broma. Cada muestra es de aproximadamente 1000 kilogramos de hielo que tenemos que derretir”, dice. Pero viene con una gran limitación: las bombas nucleares y los reactores ponen más carbono 14 en la atmósfera. Lo que interfiere con la lectura del estudio de carbono 14 en metano en muestras de 1945 o posteriores (después del despliegue de las primeras bombas nucleares). Para esas muestras posteriores, los autores del estudio tuvieron que usar modelos de computadora para hacer el resto de sus estimaciones de metano causado por humanos.

Este estudio ofrece una nueva y prometedora forma de entender el impacto de la humanidad en el clima a través del metano. Pero “requerirá modelos adicionales para verificar si esto va a volar, básicamente”, dice Rice.

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