Vortex, un molino de viento sin aspas ideal para países en desarrollo

Una simple observación puede llevar a una obsesión. Una obsesión que pretende cambiar el mundo, como la del español David Yáñez, quien se obsesionó en 2002 al ver por primera vez las oscilaciones (y posterior desplome) del puente de Tacoma Narrows (1940) en Estados Unidos: la carretera se retuerce como un acordeón por los vientos que la cruzan, mientras un automóvil queda atrapado en la mitad, sacudiéndose en el puente.

 

Vortex, un molino de viento sin aspas ideal para países en desarrollo

Mientras todos vimos destrucción y una lección muy clara sobre evitar errores estructurales al enfrentarse a los vórtices de von Kármán, Yáñez comprendió que esa oscilación -espanto de arquitectos e ingenieros- puede absorber energía. Y esa energía acumulada puede desatar una verdadera revolución en la actual producción de energía eólica.

Esa obsesión tiene un nombre: Vortex, el primer molino de viento sin aspas del mundo, y actualmente está en búsqueda de financiamiento público vía Indiegogo para lanzar un piloto comercial en la India.

Con dedicación exclusiva en el desarrollo de Vortex desde 2011, el equipo formado por los ingenieros David Yáñez y Raúl Martín, y el periodista David Suriol, inició en 2014 la primera prueba de campo en la ciudad española de Ávila, tras ya haber patentado la tecnología desarrollada.

En resumidas cuentas, Vortex es un molino de viento sin aspas, más parecido a un bate de béisbol que a alguien idea de tipología similar en el campo de la energía eólica, cuenta de cinco partes: mástil, barra, el sistema de generación, un sistema pasivo de estabilidad y la fundación. Y logra generar energía gracias a la vorticidad, un efecto aerodinámico que se produce cuando el viento choca contra una estructura sólida (sí, los vórtices de Von Karman, tal como en el malogrado puente de Tacoma Narrows).

La ausencia de aspas en el proyecto escapa de lo meramente estético o formal, pues al eliminar cualquier elemento móvil este sistema reduce -según sus creadores- en un 80% los costos de mantención, un 53% en los costos de fabricación y un 51% en los de operación. Eso sí, produce sólo un 30% de lo que produce un generador eólico convencional. “Pero podemos poner más Vortex en el mismo espacio”, señalan.

El emprendimiento español espera lanzar en 2016 los primeros productos enfocados al uso residencial: Vortex Atlantis será el primer piloto en la India y medirá 3 metros de alto, con tendrá una capacidad de 100 W y a un precio tentativo de USD 250. Mientras Vortex Mini, con 13 metros de alto, podría abastecer a un poblado indio o una vivienda española.

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