Democracia y medio ambiente, nuevo criterio a tener en cuenta a la hora de votar

Democracia y medio ambiente

Democracia y medio ambiente, nuevo criterio a tener en cuenta a la hora de votar. Leyes y políticas, conciencia social

Diversos análisis a nivel mundial, llegaron a la conclusión científica de que estamos transitando el último tramo de una forma de existencia, un modo de vida, basado en el extremo consumo de los recursos de nuestro planeta.

Por otra parte, cada día se suman agrupaciones de eco-militancia, las redes sociales se inundan de denuncias, reclamos y acciones colectivas, en defensa de las especies animales, la deforestación y otros efectos del desequilibrio que el humano supo concebir. En general, intentan despertar una nueva conciencia en los ciudadanos a través de las crudas imágenes de la devastación.

El enfoque del presente artículo no se tratará sobre el estado del planeta, que está debidamente informado por los expertos, en Asambleas Ambientalistas y concertaciones científicas realizadas en los últimos años. En cambio, hablaremos sobre la posibilidad de terminar con este brutal sistema, que entrará en estos años, en etapa de autodestrucción.

La raíz del problema siempre ha sido la economía mundial, es vox pópuli que las grandes empresas que tercerizan la producción de sus artículos, tienen el triste protagonismo. Las empresas tercerizadas contaminan, por ejemplo, aumentando sin control los niveles de carbono . Así que ya tenemos varios culpables en la base de la pirámide. A estos los llamaremos “Jugador Nº 1”.

Luego, si escarbamos apenas, encontraremos el olor ácido de otro poder, el abono que hace crecer a estos monstruos de la productividad contaminante y masiva. El segundo culpable es el poder político y su inmensa red de retroalimentación. El “jugador Nº 2”. La política respalda con su vacío legal, y las empresas a su vez, lo sustentan con sus capitales millonarios. Visto así, podemos creer que sería imposible producir alguna modificación que afectara este perverso equilibrio. ¿Por qué un gobierno impulsaría leyes medioambientales de restricción a las empresas multinacionales e incluso, locales, si esto  implicaría el recorte de los capitales que, en su “benevolencia”, comparten con el partido de turno?. El juego está sobre la mesa, parece haber solo dos jugadores y ambos juegan para el mismo equipo.

Pero un tercer poder viene acercándose a pasos agigantados, sorprendiendo a la audiencia que sabe observar. Los seres humanos no siempre funcionamos sobre bases corruptas o materialistas. Para sorpresa de nosotros mismos, se está creando una ola que promete ser tsunami. El “Jugador Nº3” que rebasa en número a los otros dos por miles de millones.

La conciencia ambientalista se está generalizando a tal punto, que algunas empresas visionarias, advierten la necesidad de imprimir cambios en forma y contenido de la producción; es más atractivo para el consumidor, un artículo no contaminante, más cercano a lo orgánico. No es una simple moda que pasará, es la semilla del nuevo orden que ya deja ver el brote en todo el planeta. Pronto será más rentable la producción ecológica. Y los que no adhieran quedarán vergonzosamente expuestos, y eso no es capitalizable.

Los socios de la devastación, deberán replantear estrategias, cada minuto que pasa es vital para su supervivencia en el poder. La urgencia de una nueva legislación global se hace evidente.

El tercer jugador, tiene en sus manos el verdadero poder. Se debe comprometer a los políticos, a través de un contrato real, a generar políticas ambientales eficientes. Los pueblos toman el control cuando, con su voto, exigen plataformas electorales serias, que ofrezcan alternativas viables, tanto en legislación como en acciones ejecutivas. La democracia es la salida hacia la sustentabilidad.

El voto ecológico o “ecovoto” es nuestra herramienta de poder. Sin vida no importan los demás asuntos que tanto nos preocupan a diario, sin vida, no hay política ni economía posibles.

El planeta y sus inocentes habitantes no humanos, nos están esperando. A la hora de votar, ésta debe ser la premisa fundamental: el respeto a la Naturaleza y el resguardo de la vida.

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